Todos los soportes que acompañan a la travesía no son más que «alargar su huella» para poder re-mirar el viaje como un suelo todavía por explorar.
La invención de un mar fue primero el título de la exposición realizada en la Sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes y el Parque Cultural de Valparaíso en Chile durante 2017. Se trataba de presentar a través de una instalación arquitectónica-audiovisual La Amereida, como llamaban sus participantes, al viaje acción realizado en camioneta en 1965 desde Tierra del Fuego hacia Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, por diez artistas latinoamericanos y europeos.
Tanto la exposición como el libro que se presenta surgen de la donación de fotos originales de aquel viaje de parte del filósofo francés François Fédier, uno de los participantes vivos de la travesía de Amereida.
La edición es un cruce de tiempos: por una parte contiene tanto documentos de archivo de los años previos y contemporáneos a la travesía, como también las voces de sus participantes; que permiten acceder a la experiencia del viaje a través de escritos realizados especialmente para el libro. El libro se complementa con ensayos actuales en torno a este hecho artístico, además de fragmentos de diarios y bitácoras hasta ahora no publicados, que plantean nuevas perspectivas e interrogantes. La edición se acompaña a lo largo de las páginas de las imágenes fotográficas, las que dan cuenta de una acción que fue también plástica y hacen visible el pulso de ir en ruta y del propio viaje como lugar.
La idea de esta publicación es presentar la travesía de Amereida primeramente como un hecho artístico que puede ser abordado desde múltiples miradas. Lo que hemos realizado es posibilitar esa entrada a otros. Se trata de un hecho artístico que reúne desde intenciones poéticas como el anhelo de reemplazar, a través de la poesía y el arte, el pasado colonial de América e ir construyendo con esto una visión propia; hasta la intención de que a través del acto poético y la plástica poder, como dirá Michel Deguy, «casar la tierra con el nombre». A estas perspectivas se suman otras también que son filosóficas, políticas, históricas y visuales. Según el propio François Fédier todos los soportes que acompañan a la travesía no son más que «alargar su huella» y en este sentido el libro lo hace, pero desde el presente en que estamos y con la distancia suficiente para poder re-mirar «La Amereida» por lo que aún tiene por decir y abrir; comentan sus editores.